Ayer decidimos comer aquí, aunque me tranquilizó por la situación de emergencia de salud que vivíamos, pero vi a algunos camareros liberados, completamente desinfectados, con medidas higiénicas en cada momento y muy atentos con tan clientes, aparte de la comida era deliciosa, todo lo que pedí absolutamente casero, el exquisito flamenquí, los croquetas con trozos de pollo como los de mi abuela y la carrillada fue deshecho. Recomiendo que todos tengan el mismo deseo y el mismo compromiso no sólo de hacer dinero