De regreso a Burgos, desde Madrid, decidimos parar en Aranda a comer en este asador guiado por las referencias de esta aplicación. Reservamos mesa para cuatro sin ningún problema. Decidimos compartir un ración de calamares, otra de pimientos con anchoas y bonito y una ensalada templada de gulas y gambas. Todas las raciones generosas en cantidad. Después llegó el momento del lechazo...Y como burgalés y experto degustador de este manjar de nuestra tierra castellana he de decir que es el mejor que he probado en toda mi vida. Perfecto en su toque de sal y en su tiempo de asado. Un sabor espectacular. El postre, apenas nos entraba, pero pudimos probar la tarta de queso casera, buenísimo. Llegó el momento de los cafés acompañado de licores ofrecidos gratuitamente por la casa. Mención especial a la camarera que nos atendió, simpática y atenta en todo momento. Está claro, salimos del restaurante asegurando que la próxima vez que quedamos comer lechazo, no nos importará coger el coche y tardar una hora para llegar al asador de Aranda y degustarlo de nuevo.