Local pequeño, partida en dos salas. Ambiente tranquilo según que zona acogedor. El trato muy familiar y atento. Explica cada plato y cualquier duda. La comida, preferimos que el chef escogiera el menú, y nos hizo una variedad para ir probando diferentes tipos de platos. Las tartaletas de verduras con jamón ibérico muy buen gusto. El tartar de salmón, bueno pero justo de cantidad, las tostadas con mantequilla para mi gusto sobran. La ternera asada con salsa de mostaza, le sobra la mostaza que parecía comercial, pero es una mezcla que con otro tipo de mostaza ha de estar muy buena. La fondue de frutas, diferente y buena. Hay que pichar un trozo de pan y juntarla con fruta. Para mí la mejor fruta con la fondue es la uva negra. La carne con salsas varias, son trozos de pechuga de pollo, ternera y longaniza con salsas de mostaza (en teoría era de barbacoa), salsa tipo cesar, salsa rosa, alioli y aceite con perejil picado, la carne se pincha y se pone en la marmita que tiene aceite, donde ellos dejan un trozo de patata para saber el punto adecuado de temperatura. La tarta de coco, casera, buen gusto. La tarta de chocolate, es muy densa, con galletas de base, llena mucho. El precio, medio alto.