Se trata de un pequeño bar familiar situado fuera de la zona turística de Córdoba. Sin embargo, la comida (Tanto en cantidad como en calidad) es excelente en la relación calidad-precio.Cenamos media ración de salmorejo, media de calamares fritos, media de calamares plancha y una de chuletas de cordero. Raciones amplias y sabrosas. De postre, pedimos flan y cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que venía acompañado de tarta helada y naranjas a la cordobesa (Siendo los dos últimos invitación de la casa). Nos atendió Paquito, una persona super atenta, agradable, muy dispuesta y quién nos invitó a una copa de Pedro Ximénez que estaba exquisita.En resumen, lo recomiendo totalmente, vale la pena salirse de la zona más turística para conocerlo.