He ido hoy sábado con una reserva para las 15'30 por The Fork. El restaurante estaba lleno. Había extranjeros, he oído hablar en francés e inglés. Tenían reservada una mesita para mí junto a 2 guiris de mediana edad. De primero he comido menestra, cromáticamente espectacular, de un verde intenso, aunque me la han sacado demasiado caliente y me he quemado la lengua. De segundo rodaballo salvaje, me lo han servido acompañado de verduras rehogadas y una cama de patatas panadera; era un lomo que estaba muy bueno y en su punto, aunque he tenido que apartar unas cositas duras que creo era sal. De postre he comido la famosa torrija de pan brioche con helado de vainilla; la torrija indescriptiblemente buena, cada bocado que comía me transportaba al cielo. El servicio muy bien, sin esperas excesivas.