Después de años yendo adelante pero no entrando porque tenía la idea (aeroturismo) de que era un lugar muy caro y con un ambiente para gente muy vieja, este verano decidimos entrar y probar su tortilla trufada con queso Pría. y desde entonces somos asiduos. empezando por el elegante pero acogedor comedor, con suficiente separación de seguridad entre las mesas, la excelente atención de todos los camareros destacando especialmente para rubia, una carta apetecible, no excesivamente larga pero si variada, opciones de bodega para todas las gotas y bolsillos... y chistes de sonido eugenio en el baño marcan la diferencia. forzado a probar así carnes, especialmente la costilla de buey a baja temperatura, un espectáculo en sí mismo, pero también la ensalada de burrata vacunada, la tortilla de trufa, las exquisitas croquetas de buey, el tartar de filete, el risotto con funghi, el bacalao al gusto ... y terminar con el pastel de queso de guiso. una comida o cena con vino y postre puede salir por unos 30€ por persona, mientras que por semana tienen menú del día a 18€ absolutamente espectacular, tirado fuera de precio por la calidad que ofrecen. un lugar para tomar a alguien que desea lucir bien con o para una comida de negocios y acercarse. no muy conocido, sigue siendo una joya para los carbayones pero vale la pena, altamente recomendado.