Hotel en un marco incomparable.Parte de un convento y de una destileria con un diseño especial,una decoracion muy singular y muy bonita.Bovedas del convento en el comedor, piezas de la destileria como de coración etc.Estuvimos cenando en el restaurante, una carne de muy buena calidad y en su punto de cocinada,con un gran sabor y muy tierna, un buen vino de la zona a muy buen precio,destacar la torrija como postre (excelente) digna de un gran restaurante,la camarera muy profesional y pendiente en todo momento.Nuestro agradecimiento a Sara la metre,gran profesional que nos presto un gran servicio,gracias.En general tanto el personal de recepcion como el de restaurante del hotel ,muy correcto ,amables y sinpaticos.Gracias y espero volver pronto.